Los rencores y dolores del socialismo en España



“- ¡Anda y que te den, Clark French”, exclamó
¡y que te den también a ti, tía Carmen, quien quieras que sea-,vociferó Juan Diego”
John Irving - Avenida de los Misterios.
Por Regino Díaz Redondo, MADRID.- EL socialismo en España, sigue estancado. Hay diferencias profundas entre los barones que apoyaron a Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, y el líder Pedro Sánchez. Éste ganó las elecciones contra todo pronóstico y dejó un mal sabor de boca entre los ex presidentes Felipe González y José Luis Rodriguez Zapatero y los ex vicepresidentes Alfonso Guerra y Alfredo Pérez Rubalcaba, quienes se consideraban los inventores del hilo negro socialista y que ahora han caído en desgracia.
El motivo de la desavenencia es simple pero difícil de resolver. Susana está deprimida por la derrota y no pierde ocasión para demostrarlo. Los encuentros con Pedro son breves, cortos y no muy agradables.
Ella creyó tener la hegemonía porque el respaldo era impresionante al extremo de que González tras la derrota abandonó el salón de elecciones de mala manera al igual que la dama de San Telmo y otros ex funcionarios públicos conocidos.
Pero los tripulantes de este barco que aún no llega a altamar parecen estar muy unidos y dispuestos a mantener bien cerradas las filas del partido. Contrarrestan cualquier exabrupto de la andaluza con firmeza y razonamiento.
Son otros tiempos. Los influyentes de antaño se habían apropiado de las siglas como si fueran suyas pero ahora son simples marineros de agua dulce. Perdieron la brújula y hasta los remos. Han demostrado que tampoco saben nadar en un océano proceloso, sólo en el suyo, infectado de orcas y tiburones políticos hambrientos.
Por tanto, el PSOE sobrevive con el entusiasmo de la mayoría aunque está sujeto a los vaivenes de lo que ocurra en los próximos dos meses. Y a las encuestas, que abundan como confeti y favorecen a quienes las encargan y las pagan. Esta modalidad de cambiar criterios y opiniones mediante sondeos prefabricados debe terminar para bien de la sociedad española.
Comienzan a ser menos las consultas creíbles. Ahora se pregunta siempre quién las mandó hacer y de ahí se deduce la orientación que tienen. Se hacen preguntas engañosas y amañadas.
Llegamos a agosto que sirve a casi todos: los políticos porque se alejan del palacio de los leones y abandonan su sede a la carrera y los problemas se aplazan para mediados de septiembre. Las discusiones dejan de tener significado, por lo tanto.
Pero doña Susana no descansa. Tiene tiempo para sacar las uñas en “defensa de los andaluces-”. Dice, a quien oye, y oyen muchos, que no comparte la tesis de un país plurinacional porque “nunca fui nacionalista” y sostiene que eso es dividir porque ella se ofrece en cuerpo y alma a los andaluces contra los cuáles “no hay pactos posibles”.
“Soy sevillana, me enorgullezco de mi acento y estaré siempre con mis paisanos”. Y le advirtió a Sánchez: “no me hagas decidir entre dos cosas (nacionalismo y Andalucía) porque tú sabes de qué lado estaré siempre”.
No pierde oportunidad para dar coscorrones a la diligencia del PSOE. Uno aquí, otro allá, una sonrisa con sarcasmo, una advertencia sonriente y un pequeño navajazo en el traje político de Sánchez.
Guarda su dolor y su fastidio como oro en paño, se mueve con destreza en su territorio y en los pocos encuentros con su líder siempre lanza puyas para ver si hacen verano y le restan autoridad a la cúpula del PSOE.
Al ver el escenario, puede afirmarse que no ha terminado la lucha dentro de ese organismo. Cuenta aún, ilusa, con el apoyo de los ex mandamases que se ocultan en sus feudos para digerir la derrota.
La directiva socialista responde de inmediato a cada puya que lanza doña Susana y lo hace con certeza y sin ambages. Le dice: tú eres una militante más, compréndelo ya, fuiste candidata y perdiste, procura más la unidad para que aspiremos a conseguir la presidencia en la próxima legislatura.
Si las cosas continúan de esta forma, Pedro Sánchez no tiene ninguna oportunidad de llegar a la Moncloa. Primero porque Mariano Rajoy sigue siendo el bueno a la hora de la votación, después, porque hay muchos socialistas que dejan de votar, están decepcionados y más tarde, y sobre todo, porque el PSOE ha perdido con todas estas trifulcas esa solidez que lo caracterizó en los buenos tiempos de Felipe.
Los enfados políticos de doña Susana no parecen tener fin. Aprovecha todas las oportunidades para demostrar su rechazo a Pedro y éste, moderado por fortuna, encaja los golpes con inteligencia, hasta este momento. Hasta que pierda la paciencia porque la doña es mucha doña.
El último golpe simbólico dado por Susana para que “lo entienda la cúpula” es que recuperó a cuatro de los cinco miembros de la Junta que salieron en junio cuando Pedro alcanzó el liderazgo.
Los repuso en un alarde de soberbia y sin miramientos con nadie. No hubo comentarios pero quedó clara la intención y la mala uva de Díaz.
Por tanto, el mando seguirá teniéndolo Pedro Sánchez pero con la disconformidad de los socialistas andaluces que respaldan a su lideresa y están dispuestos, muchos de ellos, a dar la batalla para que Díaz vuelva al primer plano nacional como todos esperaban.
Será difícil lograrlo pero no imposible. Unos y otros están muy desgastados políticamente.
Hay una fórmula que a Pedro le permitirá conseguir votos ahora cansados e inapetentes: mantiene como su emblema fundamental que España debe ser un país federal, una nación que agrupe a otras en su seno para que haya respeto a las costumbres regionales y se congenie mejor con el posible gobierno que encabece.
La inquilina de San Telmo debería esperar mejores tiempos. Es joven, inteligente y política. Quizá demasiado política, lo que quiere decir que empieza a abusar y sus discursos están contaminados de demagogia y llamados patrióticos.
Señora Díaz, estas exaltaciones no vienen al caso.
RDR


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