REGINO DÍAZ REDONDO Las Transverdades del Presidente Trump

Por Regino Díaz Redondo, Madrid. - El ilustre tuitero Donald John Trump revuelve el mundo político y económico del planeta con 140 caracteres cada día desde temprano (no apto para gandules y pusilánimes). Siempre enfoca el futuro desde su atalaya de empresario multimillonario. Nadie puede llevarle la contraria porque el dinero todo lo puede, lo vence, lo ensucia-

El blonde presidente de Estados Unidos “-so help me God-” emborrona un espacio con ataques a los medios de comunicación menos a la FOX; destituye a funcionarios que acaba de nombrar y se contradice sobre qué países deben ser amigos hoy y mañana.

Cambia de parecer a cada momento y ninguno de sus funcionarios está libre de ser expulsado de la Casa Blanca.

Le pide al presidente de México, Ernesto Peña Nieto, que no declare que no pagará el Muro y lo presiona según vemos en las imagines que corren por las redes sociales.

En aras de la libertad de palabra, me permito señalar que sólo en ese país, con virtudes y vicios, ha durado tanto un Jefe de Estado tan equívoco y pernicioso. Dice barbaridades a granel “-so help me God-”, la gente se escandaliza, pero Dios es Dios.

Tiene ademanes de dictador, ínfulas de lo mismo y viste como tal ¿es un dictador? Por lo menos es el dueño de un inmenso changarro que da y dio luz a un sinnúmero de descubrimientos para el bien de la humanidad.

Su propósito, dentro de la parafernalia, es convertirse en el presidente mundial.

Es en la luna donde está el buen (tiene sesenta y nueve) y quiere conquistar el cielo después de apoderarse de la economía internacional.

Está en la inopia-. Aunque comienza a despertar, quiere ser simpático, a veces se esfuerza para conseguirlo, pero nadie le quita lo indeseable.

En su tiempo como empresario éxitos resolvió problemas dando millones de dólares; atiborró a sus enemigos con presiones inconcebibles y puso en un brete a gente como el ex presidente Obama.

Su palabra fuera del gobierno era la ley. Y, qué curioso, en el gobierno está supeditado a los controles del congreso que mucho quebradero de cabeza tiene con esa actitud imperativa.

Lanza decretos sin parar y lo diputados y senadores le rechazan la mayoría. Pero él ni se inmuta, continua y no hace caso, vuelve a firmar leyes que nunca se ejecutan y tampoco pierde la paciencia ni tiene un mínimo de autocrítica.

Inclusive en su propio partido le vetan sus tonterías.

Tira la piedra y esconde la mano. En su cerebro comparten lugar las neuronas aventadas que sueltan mandarriazos sin cesar y las otras que se dan cuenta de los errores y procuran enfriar las tontunas y el desmadre mental del susodicho.

¿Estará ya lesionando a sus socios en bancos y multinacionales que preside?

Es muy posible, pero, paradójicamente, todavía no hace exclusiones ni protege a nadie en particular. Lo hará sin duda, en poco tiempo, si es que todavía permanece como Jefe del Ejecutivo.

Triunfó, pero con menos votos que la candidata Hillary Clinton. En Estados Unidos la ley electoral es compleja y los grupos que deciden están al margen de lo que el ciudadano deposita en las urnas.

Afortunadamente no comparte el sofá del presidente Mariano Rajoy.

Pero sus decisiones son a veces obscenas y no tardará en quedar atrapado en sus propias telarañas.

Antes de sucumbir, que es casi seguro, pondrá en vilo muchas otras cuestiones de interés mundial que ya se avizoran en el panorama geopolítico.

Eso sí, comienzan a sonarle las alarmas y la prensa es la encargada de inquietarlo. A diario el New York Times y el Washington Post le sacan sus ridículas lindezas. Pero no se inmuta. Para él no existen los gazapos y siempre hay tiempo para rectificar.

El mundo pude caerse, pero es preciso, hacer “America great again” - America first-

Trump es el fundador de las transverdades o sea las cosas que ocurren cuando interviene. Sean estas falsas o genuinas. Lo que está en duda es si la frase es una apología a su ego o una manera de defenderse. Su última hazaña hace tres días ha sido impedir la entrada de los ciudadanos de diez países de África y el Cercano Oriente. Eso sí, que nadie toque a Arabia Saudita.



RDR

Articulo Exclusivo Revista Online Enlagrilla.com