Y ...así despliega México su Guardia Nacional



Por Kirk Semple/New York Times

Soldados mexicanos durante una visita del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, esta semana en Tapachula, en la frontera con Guatemala. Las autoridades dicen que están comenzando a desplegar tropas de la Guardia Nacional para hacer cumplir las políticas migratorias. Credit Marco Ugarte/Associated Press

CIUDAD DE MÉXICO — Miles de efectivos de la Guardia Nacional y miembros de otras fuerzas de seguridad se están desplegando en la frontera de México con Guatemala este fin de semana, mientras las autoridades mexicanas tratan de cumplir el reciente acuerdo con el gobierno estadounidense para reducir la migración no autorizada.


La movilización, que los funcionarios mexicanos dicen que es una piedra angular del acuerdo con Washington que evitó la imposición de aranceles a las exportaciones hacia Estados Unidos, se espera que esté terminada el martes. Pero la operación se ha detenido en el mejor de los casos.

La nueva fuerza no había sido programada para comenzar operaciones formales en todo el país hasta fines de este mes. “Se ha hecho un gran esfuerzo para acelerar el ritmo”, reconoció el viernes Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México.

A los críticos les preocupa que la premura por desplegar a la nueva Guardia Nacional en unas funciones para las cuales no fue creada podría tener un gran costo para las personas migrantes y para México.

Según los analistas, sacar a las fuerzas de seguridad de tareas policiales que son urgentes, como la batalla contra los carteles del narcotráfico, podría perjudicar la estrategia para combatir el crimen y revertir los altos niveles de violencia. Además, los defensores de los migrantes cuestionan si los nuevos reclutas han recibido la capacitación necesaria para prevenir violaciones a los derechos humanos.

“Todo el mundo debería calmarse y pensar en el corto, mediano y largo plazo”, dijo Claudia Masferrer, experta en migración del Colegio de México. “El gobierno mexicano debe decir: ‘Esperen, tenemos que resolver nuestras cosas´”.

Pero el reloj no se detiene.

El acuerdo con Trump, anunciado el 7 de junio, le otorgaba al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador 45 días para demostrar que puede reducir la cantidad de personas migrantes que cruzan de México a Estados Unidos.

El pacto incluye el compromiso de las autoridades mexicanas de enviar a unos 6000 efectivos de la Guardia Nacional a la frontera con Guatemala y otra disposición para expandir un sistema en el que los migrantes que buscan asilo en los Estados Unidos deben permanecer en México, mientras esperan el resultado de sus solicitudes.

Las autoridades del gobierno de López Obrador presentaron el acuerdo como una victoria para México, principalmente porque impidió la imposición de los aranceles y les dio tiempo para probar que sus propuestas podrían ayudar a reducir los flujos de migración ilegal. Sus planes de seguridad nacional ya habían previsto el uso de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera sur, aunque no tan rápido.

Y funcionarios de ambos países dijeron que el acuerdo consiste principalmente en medidas que México ya había propuesto en conversaciones previas con Estados Unidos.
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El río Suchiate, que forma una frontera natural entre México y Guatemala, es un punto de cruce para los migrantes en su viaje hacia el norte. Credit Rebecca Blackwell/Associated Press

Pero, en México, los críticos han acusado al gobierno de sacrificar su soberanía al parecer que ceden ante las exigencias de un gobierno extranjero, especialmente al acelerar el despliegue de una fuerza de seguridad nacional que podría no estar preparada para sus nuevas responsabilidades.

No estaba planeado que la nueva fuerza se movilizara tan rápido: los primeros reclutas de la Guardia Nacional debían graduarse a fines de este mes, según las autoridades, y López Obrador les dijo a los reporteros que la “operación nacional, formal” de las unidades comenzaría el 30 de junio.

El viernes aún no estaba claro si los miembros de la Guardia Nacional habían recibido alguna capacitación para el resguardo de la frontera o la aplicación de las políticas migratorias.

“La Guardia Nacional, permítanme decirlo con amabilidad, es una obra en construcción”, dijo Alejandro Hope, un destacado analista de seguridad en Ciudad de México.

Los funcionarios mexicanos se han negado a decir cuántos efectivos se han movilizado y hacia cuáles regiones como parte de la campaña para controlar la migración en el sur de México. Residentes y reporteros en Tapachula, una ciudad cerca de la frontera sur, dicen que aún no han visto personal de la Guardia Nacional en la zona.

Pero Ebrard, en una conferencia de prensa celebrada el viernes, dijo que el despliegue no solo involucra a la Guardia Nacional, sino también a las fuerzas del Ejército y la Marina.

Esta semana consultamos al gobierno de López Obrador en busca de mayor claridad sobre la evolución, el tamaño, la capacitación, el despliegue y las nuevas funciones de la Guardia Nacional, pero no obtuvimos respuesta.

La nueva fuerza ocasionó intensos debates en el Congreso de México y la sociedad civil. Durante su campaña, López Obrador criticó a sus dos predecesores, que desplegaron a los militares para combatir a los narcotraficantes y otros grupos criminales violentos.

Pero, poco antes de asumir el cargo en diciembre pasado, el presidente cambió de idea y planteó el proyecto de una Guardia Nacional dirigida por militares como parte de una nueva estrategia para combatir la violencia que ha alcanzado niveles muy altos.

El congreso mexicano finalmente aprobó la creación de una Guardia Nacional conformada por miembros de la Policía Federal, así como unidades policiales del Ejército y la Marina. Pero debido a la presión de los grupos de derechos humanos y la comunidad internacional, que estaban preocupados por el uso de los militares en labores policiales, los legisladores determinaron que la nueva fuerza debía estar bajo la autoridad civil de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Ahora los críticos cuestionan las nuevas funciones de esta fuerza que fue creada para enfrentar la violencia —que es uno de los problemas más apremiantes de México—, pero ahora se va a encargar de la migración.

La Guardia Nacional fue creada “para lidiar con el crimen organizado y la seguridad, no para interceptar a los migrantes, que no son una amenaza para la seguridad de México”, dijo Adam Isacson, quien es el director de la Veeduría de Defensa en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos, un grupo de investigación.

Las fuerzas de seguridad de la nación “necesitan todos los efectivos que puedan tener” para enfrentar la ola de violencia y la inseguridad generalizada, dijo Isacson.

Por su parte, los defensores de derechos humanos y personas migrantes creen que resulta inapropiado el despliegue de una fuerza de seguridad paramilitar, cuya capacitación no se ha comprobado, para enfrentar a quienes huyen de la pobreza y la violencia.

Salva Lacruz, coordinadora del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova en Tapachula, dijo que muchos personas que migran están huyendo de condiciones que amenazan su vida y buscan protección en México. Según Lacruz, con el despliegue de la Guardia Nacional, esos solicitantes de asilo ahora serán recibidos por “un muro infranqueable de personal militar”.
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El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que presentará a los miembros de la Guardia Nacional el martes. Credit Oficina de prensa de la presidencia mexicana

“Se trata de un personal que no está acostumbrado en absoluto a tratar a las personas con un enfoque de derechos humanos”, continuó. “Va a ser bárbaro”.

Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, una agencia gubernamental autónoma, dijo esta semana que estaba preocupado por la falta de capacitación en derechos humanos de los efectivos de la Guardia Nacional. Muchas de las personas migrantes que encontrarán serán familias con niños.

“No hay conocimiento sobre derechos humanos o contención de la fuerza en este tipo de eventos”, dijo González a los medios mexicanos.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, dijo esta semana que los funcionarios estaban desarrollando un “protocolo de actuación” para el despliegue de la Guardia Nacional, y expresó una especial preocupación por los niños que emigran solos al territorio mexicano.

“Estamos muy preocupados por los niños migrantes no acompañados”, dijo. “Es algo crítico”. El gobierno de López Obrador ha programado una reunión para la próxima semana con el fin de discutir ese tema con varios organismos de las Naciones Unidas y la Organización Internacional para las Migraciones, dijo Ebrard.

Anticipándose a un gran aumento en las detenciones, los funcionarios mexicanos planean expandir el sistema de centros de detención del gobierno en el sur de México.

En los últimos meses, las autoridades mexicanas, bajo la presión del gobierno de Trump, han aumentado dramáticamente la detención y deportación de migrantes indocumentados. Como resultado, los centros de detención de la región están llegando a su capacidad máxima.

Pero a pesar del aumento en las detenciones, el número de migrantes detenidos en la frontera suroeste de los Estados Unidos ha seguido aumentando.

Algunos expertos en migración dicen que el despliegue de la Guardia Nacional podría ser eficaz para impedir algunas migraciones transfronterizas ilegales y podría regular el tráfico de personas migrantes a lo largo de las principales carreteras de México.

Pero esta presión también podría llevarlas a que tomen rutas más remotas y peligrosas, incluido el intento de viajar por mar, y en última instancia beneficiar a los grupos criminales más poderosos y organizados, que estarían mejor equipados para gestionar las nuevas rutas migratorias, advierten los analistas.

“Todos hablan de quién ganó y quién perdió” en las negociaciones bilaterales de la semana pasada, dijo Hope. “No estoy seguro. Pero me queda bastante claro que los migrantes perdieron. Viajar por México es una experiencia muy peligrosa. Ahora va a ser más peligrosa”.